domingo, 29 de mayo de 2011

Parte 14

Continuaron por entre los árboles con el oído aguzado por si acaso oían algún ruido extraño. Los estragos de la pelea del día anterior aun no se había ido por completo. Sus sentidos aun estaban alertas a cualquier amenaza que pudiera presentarse abruptamente.
Estuvieron caminando por unas horas; el sol ya estaba cerca del crepúsculo cuando en eso oyeron a lo lejos un crepitar de una fogata y unos cantos.
-¿Hay una fiesta en medio del bosque? - preguntó Wasser.
-Parece que sí... - respondió Aurinko volteando en dirección de donde venía la música.
-Creo que deberíamos pasar en silencio y alejados de ellos - intervino Sckaifer -. No es buena idea que alguien vea por donde vamos.
-¡Pero yo tengo curiosidad de ir a ver! - dijo Eld con un ligero tono a una niña chiquita que quiere ver algo.
-A decir verdad, yo también tengo algo de curiosidad - dijo un poco apenada, Aurinko. - Pero opino lo mismo que Sckaifer, no deberíamos dejar que nos vea cualquier persona.
-Sí... - añadió Wasser -. Lástima. Yo también quería ir, pero es mejor que no nos acerquemos.
-Ahh... - se decepcionó Eld. - Bueno, esta bien. Tienen razón.
Continuaron su camino girando un poco hacia la dirección contraria de donde provenía el sonido de la fiesta. A medida que avanzaban se oían con más claridad los cantos, las flautas, las guitarras e incluso los violines y alguna que otra percusión.


♪... mira más allá de las estrellas
pues no sabes lo que puedas encontrar,
tal vez un amigo,
tal vez un amor,
o tal vez a ti mismo♫


Aurinko echaba algunas miradas para ver si podía distinguir a quienes hacían tanto relajo. Eld hacía lo mismo. Sckaifer quería hacer lo mismo pero se controló para no hacerlo, con excepción de una vez que se le escapó la vista hacia su izquierda en busca de aquella flauta que le parecía que entonaba una hermosísima melodía.

...♫si bien el sol te alumbra el camino,
la luna te iluminará la noche
y las estrellas te acompañarán en tu travesía.
Anda, pues, y emprende tu viaje,
que el futuro te espera para convertirse en presente♪


Unos metros más adelante se encontraron con una senda que los conducía hacia la música, pero evitaron seguirlo y continuaron de frente hasta que oyeron un ruido muy cerca de ellos. Alguien estaba a unos cuantos metros de ellos y no lo habían detectado por la música, que ahora se oía muy claramente. Todos se pusieron en guardia de inmediato. 
-¡¿Quién está ahí?! - indagó Wasser.
-Shh... - susurró Sckaifer, dirigiéndose a Wasser pero al mismo tiempo a los demás.
Segundos después vieron a un viejo salir de entre unos arbustos.
-¡Oh! - exlcamó aquél viejo - ¡Por fin los encontré!
Todos bajaron un poco la guardia, pues no se veía como una amenaza muy.... amenazadora. Se veía un poco ebrio y, aunque lo trató de disimular, se estaba terminando de subir el cierre al salir de los arbustos.
-Vaya que fueron difíciles de encontrar - continuó diciendo el viejo con una sonrisa.
-¿Quién es usted? - preguntó tajante Sckaifer.
-¿Eh? ¡Eso no importa! - respondió el viejo -. Ahora tenemos muchas cosas de las que hablar, vengan.
-No iremos con usted a ningún lado. - Espetó Sckaifer. - Y menos si no nos dice quién es usted.
-Oye, Sckaifer... - le susurró Eld.
-¡Vengan! No hay tiempo que perder - les continuaba diciendo el viejo mientras caminaba en dirección opuesta y haciendo ademanes para que lo siguieran.
Pero los demás se quedaron quietos en su lugar.
-¡Psst! ¡Sckaifer! - susurró más fuerte Eld.
-¿Qué?
-¿No es el viejo que vimos en el pueblo?
Sckaifer volteó a ver al viejo aquél que estaba impaciente porque lo siguieran.
-Creo...que sí. Tienes razón. Es el señor que nos siguió desde afuera de una taberna.
-¡¿Los siguió un viejo ebrio?! - gritó por lo bajo Aurinko.
-Lo perdimos al salir del pueblo... - comenzó Sckaifer.
-Sí, justo antes de encontrarte a ti, Aurinko - intervino Wasser.
-Si nos quedamos aquí pueden llegar ¿saben? - añadió el viejo más apresurado que nunca.
-¿De quienes habla? - preguntó Sckaifer.
-Ustedes saben... - se detuvo de hacer ademanes y puso una expresión increíblemente sombría - ...quienes están detrás de ustedes. Ahora, vengan por aquí, he visto un lugar donde podemos hablar. O al menos eso espero. 
Nadie se movió.
-Estoy de su lado - dijo dando un ligero suspiro.
-¿Cómo podemos saber eso? - siguió interrogándolo Sckaifer.
El viejo corrió hacia Sckaifer hasta detenerse a una distancia un tanto prudente y respondió:
-¿Por qué crees que los he estado siguiendo? ¿por qué crees que estaba en aquella taberna el otro día si yo no había tomado más de una sola copa en toda mi vida? ¿por qué crees que ahora me veo tan demacrado? ¿crees que siempre he sido así? ¡Pues, te equivocas! ¡No sabes lo que esos sujetos, si se les puede llamar así, me han hecho!
Se produjo un silencio incómodo, tras el cual Aurinko le dijo a Sckaifer en voz baja:
-Creo que dice la verdad... siento algo de sinceridad.
-Yo también, pero debemos estar en guardia.
Así, todos comenzaron a seguir al viejo, más atentos a cualquier señal de peligro que nunca, hasta que llegaron a una cueva al pie de un pequeño monte.
-Bien... - comenzó Sckaifer. - Díganos lo que tenga que decirnos.
-Pues verán... - comenzó el viejo, sentándose sobre una roca. - Yo no era tan afortunado en mi vida pasada, no tenía esposa ni hijo, ni siquiera una novia. Ciertamente tenía mis intereses, pero nada serio. Lo único que tenía era mi trabajo; yo soy, o era, flautista. Tocaba en fiestas y aveces en las calles - al decir esto, sacó una flauta de su pantalón y tomó con melancolía.
"Qué bolsillo tan grande ha de tener para guardar eso..." pensó Eld.
-Pero un día - continuó el viejo - llegaron ellos... los hombres pájaro. Me ofrecieron riqueza y una compañera si hacía un trabajo para ellos. - En ese momento todos se pusieron tensos por lo que pudiera decir a continuación. - Querían que buscara a alguien... - evitó la mirada de los demás. - Y, por supuesto, que les sacara información para después llevarlos ante ellos. Pero no puedo... no puedo hacer eso. - Se llevó las manos a la cabeza y parecía que hubiese querido empezar a llorar. - Les dije a ellos que lo haría, pero poco después me di cuenta que estaría entregando la vida de alguien solo para tener dinero y una mujer... ¿qué clase de persona le haría eso a unos desconocidos? - Por fin se atrevió a levantar la mirada y ver a Sckaifer.
-¿Se refiere a quienes creo, verdad? - preguntó Sckaifer con una expresión severa.
-Por supuesto, pero te repito ¡No puedo hacerlo! Por eso se los estoy diciendo...
-¡¿Pero qué quieren de nosotros?! - intervino Wasser gritando.

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