miércoles, 13 de abril de 2011

Parte 2

El niño señaló hacia el norte con una sonrisa en su cara, pues estaba orgulloso de haber aprendido, recientemente, a distinguir hacia donde estaban los puntos cardinales y poder señalar algunos lugares importantes a cualquier hora del día.
-Muchas gracias - le dijo el viajero y comenzó a caminar antes de que el niño pudiera hacerle más preguntas sobre lo que acababa de oír.
-¡Oye! ¡Espera! - le gritó el niño, pues el viajero ya estaba a varios metros delante de él. - ¿Qué fue eso....- pero no terminó su pregunta. El viajero ya había dado la vuelta en una esquina. - ...de nada.
El niño permaneció parado un momento viendo hacia donde se había ido el viajero antes de volver a jugar con sus juguetes.

-¡Casi arruinas todo! - bramó la voz femenina que seguía al viajero. - ¡Ahora el niño sabe de nuestra existencia!
- Lo siento, pero tu tampoco ayudaste mucho, ¿sabes?
-Yo no hubiera hablado si tu no hubieras hablado.
-¿Ahora me hechas a mi la...
-¡Basta! - los interrumpió el viajero.
Se produjo un breve silencio.
-Lo siento... - se disculpó la voz femenina.
-Sí, yo también - murmuró la pequeña gota desde su frasquito.
El viajero dió un suspiro en señal de aceptar la disculpa y siguió caminando a grandes zancadas.
Creyó que todo seguiría tranquilo durante un rato más pero se equivocó. Al pasar por una de las tabernas de la ciudad vió a un vagabundo, o que al menos lo parecía, sentado afuera de la entrada de la taberna leyendo muy ensimismado un trozo de pergamino. No le dió importancia y siguió de largo pero en el momento en que pasó justo enfrente del vagabundo, notó que éste alzó la mirada hacia él. No quiso devolverle la mirada, así que siguió dirigiéndola hacia enfrente.
-Oye... - le susurró la voz feminima. - Creo que ese viejo no está mirando.
El viajero no contestó y siguió caminando, apretando un poco más el paso.
-¡Oye! - susurró un poco más fuerte la voz que provenía de la pluma.
-Shh - le contestó el viajero casi como un siseo muy por lo bajo, pero lo suficientemente audible para que la pluma lo captara.
Dieron vuelta en la siguiente esquina, hacia la derecha y fue cuando el viajero amainó un poco el paso. Y viendo que no había gente al rededor, la pluma volvió a hablar.
-Creo que estaba tratando de decidir si nos seguía o no. - y esperó la respuesta del viajero por unos segundos.
-¿Por qué lo dices?
-Bueno... lo supongo porque hizo movimientos como si se fuera a parar mientras nos veía, pero no estaba muy seguro de hacerlo. Lo vi cavilar un poco, volver a vernos e intentar pararse. - la pluma lo pensó un poco antes de continuar. -  No sé si se haya decidido hacerlo al vernos dar la vuelta. 
"Espero que no" pensó el viajero y volvió a apretar el paso.
Para su alivio, no tardó en ver la barda que sitiaba al pueblo y no vió ningún rasgo del vagabundo.
-Sckaifer... - dijo la gotita - ¿cómo llegaremos a Lionteeth? No dejaste que el niño nos explicara mucho...
-No podía quedarme más ahí si ya los había oído.
-¿Pero qué hay de malo en que sepan de nuesrta existencia? - irrumpió la pluma.
Sckaifer dió otro suspiro, pero esta vez de exasperación. Sin embargo, se calmó y respondió:
-Ya habíamos hablado de eso.
-Sí, pero... - la pluma no pudo terminar su frase porque se habían acercado demasiado un grupo de pueblerinas que iban caminando en dirección contraria a la de ellos. Iban platicando y riéndose sin preocupación alguna. Todas iban vestidas con un vestido elegante, mas no se veía de muy buena calidad, ataviadas con joyas pequeñas y simples. 
El viajero, la pluma y la gota se callaron mientras pasaban a lado de ellas y dejaron que sus risas se dejaran de escuchar detrás de ellos.

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